Pasa una personificación de koala
luctuosa
luctuosa
agitada tras romperle el culo
a Vargas Llosa
mintiéndose en la gesta heroica
de meterse los dedos en la nariz.
Son sueños,
alquimia de la subjetividad psicológica
mitades arraigadas en el soplanucas
bendecido ad hoc
apologizado,
con escasas vueltas pagas en la calesita...
pero tan dado vuelta.
Hay que pasar el invierno
asumiendo que será verano eternamente
epitafiando la vanidad infernal
de los trasplantes resurgentes
Y que no alcanza con ver el desgarramiento
del tejido de tu enemigo.
No.
No basta.
(Ensayo antipóetico concebido en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en algún arrebato metafísico y poco trascendental para la humanidad circa 2004).
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